Crónica de TeleFerro
La gran duda residía en si el Onubense aceptaría la renovación o si por
el contrario, colgaría las botas. Tras una larga semana de
negociaciones, de nuevo el moreno se vestía de rojo para alegría de unos
y pena de otros, y lo hacía con ánimos renovados. Junto a él, los
Patadinos, Txarlyns, Robe, Deivid, Ibi y Katana se enfrentaban a
Iñiguez, Zinedine, Amiguez, Lazzarinni, el debutante Gus y un Antuan que
volvía al Aldave dispuesto a olvidar rencillas pasadas.
Los patadinos se adelantaban y el Steaua Sabemal igualaba el marcador.
El acierto defensivo hizo que en el minuto 40 de juego hubiese todavía
un 3 a 3 que daba muestra de la igualdad entre ambos conjuntos. A la
hora de juego, el Patadón al Esternón ya ganaba 3-5, cuando realizó un
cambio que a la larga sería determinante, Tarlyns abandonó el rectángulo
para dejar paso a Calzada. Este cambio dio alas a los patadinos que
llegaron a colocarse con un 4-9, que minaba las esperanzas de victoria
de algunos sabemalinos, incluso obligándoles moralmente a abandonar el
encuentro y dar el partido por finalizado, cuando solamente se había
disputado hora y media.
La rápida reorganización de los presentes, permitió que se jugase una
revancha. Robe e Ibi cambiaron el rojo por el azul ocupando los puestos
de Iñiguez, Gus y Amiguez comenzando el segundo encuentro.
Ahora las cosas cambiaban, mucha más igualdad y fuerzas casi extintas,
pero más espacios y más oportunidades. En esta ocasión los que dominaron
el marcador fueron los Steauenses que llegaron a colocarse con 3-0, con
golazos como el de Antuan que fusiló la portería patadina tras recorrer
todo el campo. Esta ventaja pudo ser mayor de no ser por las
intervenciones del chopo Katana, que no deja de sorprender con sus
intervenciones partido tras partido. Al final 4-2 en el marcador.
Espléndido espectáculo el vivido; emoción, goles, jugadas
espectaculares, entrega, sacrificio... una noche que quedará en la
memoria de todos.
Crónica de vitoriatoday
Parte médico:
Lazarinni y Deivid: Fuerte
golpe en la tibia, los dos acabaron cojeando.