LA TORRE DE MENDOZA (S. XIII)
Es un claro ejemplo de torre vivienda fortificada, que en este caso
fue residencia de los Mendoza, durante algo más de un siglo.
Actualmente acoge el Museo de Heráldica de Álava (entrada gratuita).
En el patio entre las murallas y la torre encontraremos escudos
donados por distintas familias alavesas y otros rescatados del olvido.
Ya dentro de la torre se sigue un recorrido por los significados de
los símbolos heráldicos así como de diversas vestimentas de épocas
antiguas. Desde la última planta tenemos buenas vistas de la llanada,
de la sierra de Badaia y montes de Vitoria.
EL RECINTO AMURALLADO
Tiene planta cuadrangular con una largura de 25 metros por cada uno de
sus lados, alcanzando estas murallas una altura de 5 metros, con un
espesor de 1,70
metros. Se construyó con mampuestos tabulares de
caliza ligados con un mortero de cal. Al parecer, conservaba un camino
de ronda construido con anchas losas, en función de guarda y vela de
la torre.
En todos sus lienzos de pared, excepto en la del lado oeste, se abren
saeteras que indican el especial cuidado que pusieron en la defensa de
esas zonas. La puerta de acceso es ligeramente apuntada. En los cuatro
ángulos, con otros tantos torreones, en forma de cono truncado y con
un diámetro de aproximadamente 6,5 metros, suponían un elemento más en
la defensa del recinto.
LA TORRE
En el interior y en el centro de este recinto se alza la torre. Es
ligeramente rectangular de 11 por 13 metros, con una altura de 21
metros y un espesor de muros de 1,30 metros. La cubierta es a cuatro
vertientes con tejado de faldones. Al igual que la muralla el
paramento es de mampuesto, aunque en esquinales, dinteles, jambas y
arcos se utilizasen sillares de no muy buena factura.
Se estructura en cuatro pisos y una planta baja. De la misma forma que
en la muralla también en la torre se abren una serie de saeteras
estratégicamente dispuestas que contribuían a su defensa, así como los
matacanes que rematan el edificio en su parte superior. En su origen
debió coronar la torre un cadahalso o voladizo de madera para defender
los accesos así como la base del edificio.
Si probablemente la planta baja sirvió de zaguán, cuerpo de guardia,
caballerizas y quizás cocina, la planta primera y segunda serían las
de residencia, estableciéndose en ellas las principales estancias,
vivienda, salón, oratorio, etc... Por último, las plantas superiores
tendrían únicamente carácter defensivo.
EL LINAJE DE LOS MENDOZA
El lugar de Mendoza ha sido cuna de uno de los linajes más ilustres y
prolíficos de la historia española. Este linaje se extendió por toda
la península y América, dando lugar a más de veinte casas con títulos
nobiliarios, integrantes de la aristocracia del siglo de oro español.
El origen de esta linaje se remonta a Iñigo López, señor de Vizcaya en
la segunda mitad del siglo XI, cuyo nieto Lope Sánchez, 1er señor de
Llodio y señor de Álava
por la cofradía de Arriaga, casó con Sancha
Díaz de Frías, que llevó en dote el solar de Mendoza y el de Frías. Su
nieto Lope Iñiguez fue el primero en utilizar el apellido Mendoza.
El hijo de este último, Iñigo López de Mendoza, fue quien construyó
esta torre a principios del siglo XIII. Asistió a la batalla de las
Navas de Tolosa en el año 1212 y por haber contribuido a la rotura del
cerco de las cadenas que custodiaban la tienda del rey Miramamolín,
añadió a su escudo de armas una orla con las cadenas.
La rama principal de este linaje fue la de los Duques del Infantado,
en la que se mantuvo la posesión de la torre hasta 1856 en que fue
vendida al vitoriano Bruno Martínez de Aragón y Echánove.
Esta rama abandonó muy pronto su solar de origen, pasando en el siglo XIV a la corte al servicio de los reyes castellanos, instalándose
definitivamente en Guadalajara en el siglo XV. Fue el duque del
Infantado uno de los personajes más poderosos de la corte, y de él se
decía en 1625 que ejercía señorío sobre 800 villas y tenías más de
80.000 vasallos.
LA PICOTA
A no mucha distancia de la Torre, en el centro del pueblo, y en un
término medianil entre los barrios (antiguas aldeas) de Mendívil y
Mendoza, existe la antigua picota levantada en el siglo XVI. En su
pared alta ostenta diversos escudos: el real, y el de los Mendozas y
Hurtados. Era este el lugar de aplicación de las sentencias judiciales
de carácter realengo. Conserva los garfios, cadenas y argollas para
sujetar y exponer a los reos.
Se conocía a esta picota con el nombre popular de "Piedra de la
Desnuca".
Fuente: Folleto de la Diputación Foral de Álava