Una de los acontecimientos tradicionales en la Navidad vitoriana es el Belén de La Florida. Ubicado en el parque que durante el año compone un jardín Botánico con variedad de especies arbóreas, el Belén es montado año tras año desde diciembre de 1962, fecha de su inauguración.
Cada año, a mediados de noviembre se empieza a levantar las estructuras de los edificios más elaborados, como el castillo de Herodes o los puestos de los vendedores del pueblo. Poco a poco se van colocando los diferentes componentes del conjunto, como las alrededor de 50 figuras humanas, los 30 edificios, el centenar de animales o los más de cien elementos decorativos. La ubicación de los elementos por el parque es cambiada año tras año y se añaden nuevas figuras elaboradas gracias a las donaciones depositadas sobre el pesebre del niño Jesús.
Lo que no cambia nunca es la ubicación de la gruta o portal donde se encuentran las figuras de la Virgen María, San José y el niño Jesús. A su lado, como es tradición, pacen el buey y la mula. Esta gruta artificial, está situada en la zona más cercana al quiosco y es anunciada por la estrella de Belén que brilla desde lo más alto de la misma.
Los visitantes, caminan lentamente entre las luces provenientes de la iluminación del Belén y la oscuridad propia de las tardes-noches de diciembre. El laberinto de caminos y riachuelos que surcan el viejo parque hace de cada visita un itinerario único e irrepetible.
El visitante no puede dejar de visitar la gruta del nacimiento, cooperar con el mantenimiento del Belén y sacarse posteriormente una fotografía con la nueva figura colocada junto al Paseo compuesta por un burrito y un niño y reforzada especialmente para que aquél que quiera pueda auparse a los lomos del burro y sacarse la típica foto recuerdo. Por supuesto, esta es la única figura a la que se puede acceder directamente de todo el conjunto.
Como nota curiosa, debe saberse que las figuras cambian de rol con el transcurrir de los años. Así, las antiguas figuras de escayola de la Virgen María y San José has sido reconvertidas en lavandera y pastor, siendo sustituidas por similares de poliéster. Un hombre que saca agua del río fue en su vida anterior experto leñador y el actual charcutero-carnicero fue visto previamente entre yunques, martillos y fuelles. Pero si alguna transformación es digna de comentar fue la sufrida por los antiguos pajes de los Reyes Magos, que de servir a sus majestades venidas de Oriente, pasaron a ser guardaespaldas de otro rey, pero en este caso de Herodes, flanqueando en la actualidad el palacio de tan maquiavélico personaje.