Autor: |
Deivid |
Fecha: |
20 Noviembre 2003 |
¿Existió vida antes del móvil?
De entre mis amigos, yo fui el primero en tener un teléfono móvil y disfrutar de
ese maravilloso adelanto en las comunicaciones. Pero no todo era tan bonito,
cuando te sonaba en la calle, la gente te miraba extrañado e incluso se
escuchaba... mira que pijo el tío ese, así que casi te escondías para hablar.
Como estabas
escondido, perdías cobertura y no te enterabas de nada, se oía de culo, pero
tenía solución, te ponías en posturas extrañas buscando el punto en el que te
dijeran... no te muevas, ahí se te escucha bien, y así te quedabas hasta que
volvía a fallar la comunicación.
En el caso de que la cobertura no fallase (cosa rara), otro problema que solía
ocurrir era que se te acabase la batería, que encima de pesar un huevo, no
duraba una mierda, y en plena conversación daba un pitido y click...
¡Oye! que se me a acabado la batería y ya he puesto la otra. Pues eso que no
duraba nada y tenías que llevar dos. Y a medida que las cargabas y descargabas,
iban perdiendo duración, “efecto memoria” lo llamaban, parece que las muy
cabronas se acordaban de lo que te molesta que te fallen, y para joder cada vez
duraban menos. Así que al final en vez de un móvil, tenías lo mismo que los
demás, el teléfono en casa, con la diferencia de que a ti no te llamaba ni Dios,
porque salía mucho más caro. Eso sí, podías mandar mensajes de texto....a ti
mismo, porque nadie tenía móvil para recibirlos.
Ya llegó un día en que ni enchufado se encendía, así que a cambiar la batería.
Te acercas a la tienda especializada, y miras los precios de las baterías, ¡DIEZ
MIL PESETAS! ¡VAYA ROBO!. Entonces optabas por comprar otro, y te gastabas el
doble en uno que no era mejor que el que tenías, pero era nuevo.
Para entonces, mucha gente tenía su móvil y ahora cada vez que sonaba uno, como
todos tenían las mismas melodías, la gente se preguntaba...¿es el mío?. Pero
seguías siendo un “pijo de mierda”. Ahora en los cines, de vez en cuando le
sonaba a alguien y el tío, en vez de colgar, se ponía a contar la película, pa
matarlo.
Pronto empezaron a regalar los móviles hasta comprando papel higiénico, y cada
vez más gente de la que decía..., "yo nunca voy a tener un móvil, es una puta
mierda, así no me controlan", empezaba ha llevar en su fundita uno de esos
aparatos que tanto odiaban. Incluso los niños tienen, y ahora en vez de tirar
notitas de papel en clase, se envían mensajitos. Una locura, todo el mundo
hablando con el móvil, y eso que antes decían que producía tumores y que se te
caía la oreja.
En fin por lo menos ahora que todos tenemos móvil, ya no soy un bicho raro
cuando hablo con el manos libres, empiezo a cogerle el tranquillo a los SMS y
sobre todo he dejado de ser un "pijo de mierda".
by Deivid